Cómo se origina la sextorsión
Este tipo de chantaje requiere que exista un material de tipo sexual, normalmente fotografías o vídeos de la persona chantajeada, en poses o actos sexuales, o simplemente desnuda o semidesnuda.
Ese material puede haberse autoproducido (sexting) para consumo de algún partenaire sexual, novio/a o amigo/a. En esos casos se suelen usar webcams o cámaras digitales o teléfonos con cámara para generar las imágenes, y medios como Internet o los mensajes MMS para enviarlos. Normalmente el envío es de persona a persona pero en ocasiones incluso se llegan a publicar voluntariamente en ciertos webs, de acceso restringido o público.
Posteriormente, los destinatarios originales de esas imágenes o terceras personas que se hacen con ellas por reenvíos indiscretos o mediante descuidos o robo de las mismas, las utilizan para chantajear a la persona que aparece en ellas. El chantaje consiste en la exigencia de dinero, más imágenes o incluso relaciones sexuales, bajo la amenaza de hacer públicas dichas fotos o vídeos o de remitírselas a ciertas personas (padres o pareja, p.ej.).
No son infrecuentes los casos en que esas imágenes se comparten de manera más o menos inadvertida, al menos en cuanto a su persistencia. Así, se han dado casos de chicas que muestran sus pechos ante desconocidos en sesiones de videochat o videoblogging y que posteriormente (incluso meses o años después) son chantajeadas por esas mismas personas a partir de la grabación de dichas imágenes. En 2012 el suicidio de Amanda Todd ilustró trágicamente este tipo de casos: O me haces un show privado por la webcam o le enviaré a todo el mundo la captura tuya mostrando los pechos, había amenazado su sextorsionador.
En otras ocasiones, menos frecuentes, las imágenes son obtenidas directamente por el sextorsionador, sin ningún conocimiento de la víctima: para esto pueden usar cámaras ocultas, virus que permiten controlar la webcam de la víctima sin que lo perciba, u otros sistemas. Así obtienen imágenes de las habitaciones privadas de las víctimas con las cuales someterlas a chantaje. Estos casos son más parecidos a las extorsiones previas a la era de Internet, ya que no tienen su origen en un sexting voluntario.
También tiene gran relación con el grooming en el sentido de que las personas que camelan a menores ganándose su confianza online para obtener imágenes comprometidas de ellos, buscan realizar un chantaje posteriormente con dichas imágenes, que puede tener como objeto una escalada en la producción de dicho material pornográfico o incluso cometer un abuso sexual físico.
Finalmente cabría hablar de otro tipo de sextorsión que no tiene su origen en nada sexual, sino únicamente su finalidad. Si por ejemplo alguien nos roba nuestra cuenta de correo o de una red social online, puede amenazarnos con causarnos algún tipo de mal sino accedemos a enviarle fotos o vídeos eróticos, o a realizar actos sexuales con él/ella.
Quiénes suelen cometerlo
- Ex-novios.
- Enemigos personales.
- Chantajistas y extorsionadores profesionales.
- Pederastas, groomers y cappers.
A quién afecta principalmente
Según algunos especialistas existen algunos grupos de personas más proclives a ser víctimas de este tipo de chantajes. Entre ellos están los adolescentes, por varias razones:
- Son más dados a producir y difundir imágenes autopornográficas (sexting) que les pueden poner en peligro.
- Son menos conscientes de los riesgos, valoran los peligros con dificultad.
- En ocasiones no valoran adecuadamente su intimidad, sobre todo online.
- Pueden pecar más fácilmente de ingenuidad y exceso de confianza.
- Son objetivos apetecibles para abusadores sexuales.
- Tienen menos recursos y experiencia para defenderse de una intimidación.
- Pueden sentir vergüenza o culpabilidad que les impida pedir ayuda.
- Acostumbrar a ser trasgresores y muestran con frecuencia cierto exhibicionismo online, que consideran un simple juego.
«Los menores en demasiadas ocasiones están involucrados en situaciones de sextorsión. Muchas veces, en el marco de un caso de grooming donde el adulto acosador sexual, una vez obtenida la primera imagen sensible, pretende que el menor acceda a sus peticiones. En otras ocasiones, los adolescentes son protagonistas de prácticas de sexting que acaban saliéndose del guión previsto.» — Jorge Flores, director de PantallasAmigas
Algunos psicólogos han advertido de la preocupante tendencia entre los jóvenes a exhibirse sin pudor por Internet y, en este contexto, las chicas en particular se muestran especialmente proclives a mostrarse desnudas o semidesnudas o a practicar stripteases para desconocidos. Véase el caso de Amanda Todd, que se mostraba en topless en un conocido web y además publicaba información personal, lo cual facilitó que fuese sextorsionada.
Diversas encuestas muestran la alta incidencia del uso sexual de los teléfonos móviles y sus cámaras fotográficas incorporadas, entre adolescentes que desean ligar o simplemente lucirse ante conocidos o desconocidos.
«Los adolescentes ponen sus cabezas en la boca del león cada vez que acceden a enviar imágenes de ellos mismos desnudos. Te conviertes en una persona a la que se puede extorsionar y harías cualquier cosa por evitar que esas fotos se publiquen.» — Parry Aftab, experta en seguridad de menores en Internet
Famosos y celebridades
Existen otras personas que por su relevancia pública pueden ser objeto de estas prácticas delictivas. De hecho ya se han conocido casos al respecto que han afectado a cantantes, actores y actrices en diversos países.
Consecuencias de la sextorsión
Las consecuencias más inmediatas y obvias de un intento de sextorsión son de tipo psicológico: desasosiego, ansiedad y depresión graves, ataques de pánico, agorafobia, aislamiento… Por otro lado estarían las consecuencias derivadas de por un lado de la exigencia que presenta el criminal y que puede suponer graves daños económicos, físicos, en la integridad y derechos sexuales, etc. Incluso en ocasiones fuerza a su víctima a cometer delitos, como producir pornografía infantil con amigos para enviársela al sextorsionador.
Por otro lado estarían las consecuencias de que el sextorsionador cumpla sus amenazas, que habitualmente consisten en difundir la imagen o vídeo íntimo, y que podemos equiparar a las consecuencias del sexting pero agravadas por el contexto de realizarse en el contexto de un chantaje y añadiéndose (o multiplicando) al efecto de daño psicológico inicial. Es decir, un sextorsionador que difunde la imagen de su víctima desnuda o realizando actos sexuales la expone a acoso sexual por otras personas, a ciberbullying y otras consecuencias psicosociales en el entorno de la víctima, afectándola por lo general no sólo a ella sino también a sus seres queridos, pareja, etc.
Estos efectos pueden durar años o —en teoría— para siempre, puesto que una vez circule por Internet la imagen no podrá ser completamente eliminada y puede reaparecer una y otra vez, lo sepa o no la víctima, quien sufrirá el tormento de no saber cuándo y dónde volverá a aparecer interfiriendo en su vida online u offline, en sus estudios, en su trabajo, en su vida de pareja y familiar… La muerte de Amanda Todd muestra dónde puede acabar todo.
Cómo prevenirlo
La mejor manera de prevenir la sextorsión es no generar imágenes que se puedan usar para chantajearnos ni por supuesto enviarlas (sexting) y tener mucho cuidado con la webcam.
«El mejor consejo para no ser víctima de sextorsión es no protagonizar una secuencia o imagen. Sin embargo, incluso esto puede escapar a nuestra voluntad si, por ejemplo, activan la webcam de nuestro dormitorio y nos graban cambiándonos de ropa. Es por ello que debemos proteger nuestra privacidad e intimidad, y la de las personas con las que nos relacionamos, mediante la toma de medidas activas y pasivas de seguridad en nuestro ordenador y terminal móvil. De esta manera podremos evitar que se produzcan las dos condiciones necesarias: que la imagen sea tomada y que la imagen llegue a manos criminales.» — Jorge Flores, director de PantallasAmigas
Cómo actuar ante la sextorsión
Si sufrimos sextorsión nunca debemos ceder al chantaje y debemos pedir ayuda.